ESPEJOS
No sé de qué hablo cuando digo que el espejo tiene sus propias palabras
a través de su frente en plata lisa y perpetua , habla el idioma sin líneas que desconozco. Me veo mirando a través de los cristales, en un túnel o en el laberinto. Yo tenía desde entonces tantas vidas como los gatos, pero paralelas, en un mismo tiempo sin espacios, sosteniéndose dentro de un solo cuerpo que no alcanzaba a abrir o a coagularse o a deshacerse de una vez. Ya tenía las historias, los personajes, todo mi carácter, tenía una desgracia contenida en las fotografías, era yo, pero me colgaba de la cabeza en cada imagen, cada día, un tipo distinto de cuerno, de deformación. Ya no iba a ser solamente yo nunca más, el espejo del baño verde lo anunciaba, la risa tenía una dueña, un nombre de otra época.
No estoy dividida, todas mis partes han sido cohesionadas en base a experimentos. Los innumerables yos viajan por dentro, una serpiente me recorre para no desnutrirme. Un yo, se va de fiesta y se embriaga, mientras el otro, se queda en casa mirando las garras de las bestias, otro, sale de compras, otro escribe un verso, mi otro yo, el más reciente, se escurre entre los peldaños de la escalera. En el espejo, todos se encuentran y gritan ojos desesperados, uñas rotas, cabello largo, lacio, cabello corto enredado, boca con bigote, cara sin afeitar, sonrisa infinita, abierta, sonrisa infinita, cerrada. Un yo se quiere destruir los brazos, volar con una capa roja, el otro quiere despilfarrar el tiempo en la oscuridad, otro quiere estar tranquilo, otro usa una falda larga y sombrero de lado, todos se encuentran en el sueño, se abrazan, se comen.

Ábrete paralelo
en tu perfil
en las aristas
entre la línea
ábrete hasta la médula del escenario.

Me gusta vestir todos mis disfraces.
Hay registros que no concuerdan,
la voz y la imagen van por otro lado, todo se anticipa.
Alguien más debe ser el que pretenda sobrevolar la ciudad, no tú.

Todavía estoy aquí, parte del paisaje, la música de las campanas, todavía estoy aquí, rayando el horizonte con una tiza de sol. Ayer recordé tus ojos
me di cuenta de los días
vendrás conmigo al vacío sin tiempo 
amarrado desde la mirada. Desde ahí.
Todo el mundo me perdonará y
la lluvia no dejará de caer
idéntica al diluvio de tu sentencia.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un poema del libro Menta.