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Mostrando las entradas de julio, 2015
El sol me toca   Salgo de la vida para ir a donde descansas con tu cuerpo encendido. Sobre tu piel mis palabras duermen, en esos territorios crece algo que nace cada día y algo que cada día muere. Me acerco a ti y huyes, porque sabes que te descompondrás en mis brazos, sabes que mi amor te desvanece, espíritu de bruma, amor que siega y destruye todas tus cosechas, mi cariño de talador desaparece tus bosques. Soy el jardín con la grama crecida entre las piernas, la humedad y la hojarasca de algunos otoños, soy el fruto que resplandece y el que se queda a soñar entre las hojas del árbol, soy el canto de los grillos en una espesura de flores blancas que ondean a la orilla de la fuente; el sol me toca, me recorre, busca un sitio donde deshacerse en un arcoiris o en un campo baldío con su abrigo de oro. A veces aquí todo es silencio hasta el caer infinito del agua en su chorro o los pájaros que se quedan quietos, el mundo del insecto, con su ruido como de pequeñas campanas que ta
Conversaciones en el coche rojo. I Mi café está tibio, el tuyo ardiente. Mis labios fríos tocaron el capuchino para desprender el resto de calor que quedaba. A veces puedo ser un iceberg. II Pensar hace daño, eso decías; y el café a final de cuentas no terminó de enfriarse. Vivir no duele tanto como pensar. Estar así, tantas horas contigo mismo te hace ir a la memoria que se retuerce desde los cimientos hasta lo alto de su columna y hace un ruido extraño como el de los edificios de concreto que se mueven con el viento polar. No dejas de sufrir mientras la cabeza da vueltas  y vueltas a los asuntos que en realidad no tienen respuesta y que te perseguirán por el resto de la vida: pequeños monstruos que te esperan al cruzar la acera, al doblar la esquina o mientras se apaga el día, cuando cierra la puerta para tragarte. Yo sé que recordarme te corta, te parte en dos: el que debes ser y el que quieres ser. Yo te hago feliz, te llevo a soñar, a ser libre y  desatar las pos