Pesadilla
Las historias, la persecución de
un sueño de espuma entre la baja marea, los monos de la isla que aprendieron a nadar
para ir a donde refulgen los plátanos de otra tierra, las tazas para el té
entre las algas, los desperdicios, los brazos de náufragos cintilando en el mar
con una cubierta de moscas, esos melones agusanados, el remedio para el
escorbuto. Escríbelo.
Escríbelo, descríbemelo todo, mi
amor: tu sueño de sábanas que dicen adiós mientras mi sonrisa cae con un hilo
de sangre entre los dientes diminutos; dímelo, cántalo, pues sabes que me iré;
pero volveré para deshacer tu piel sobre los arrecifes, sobre las tablas de
picar; volveré con mi nave surcando las tinieblas para llevarte a los riscos,
ahí donde la ternura besa sin temor a la calamidad.
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